Hablamos de la última película de Tim Burton, la última vuelta de tuerca de esta mente brillante, aunque en Big Fish comparte el mérito con los guionistas.

Edward Bloom ha pasado su vida rodeado de muchísimos amigos encantados de escuchar sus historias. Para todo el mundo es adorable, menos para su propio hijo, que quiere saber la verdad sobre la vida de su padre. La vida los separa, pero vuelven a juntarse cuando la salud de Edward se complica. Su hijo Will aprovechará esos días para investigar cúanta verdad hay tras esos cuentos fantásticos.

Desde el principio esta historia me ha recordado mucho a un cuento creado por Tolkien para consolar a su hijo Michael por la pérdida de un perrito de juguete. Roverandom es la historia de un perrito (llamado Rover) que es transformado en juguete por un mago y pasa por mil aventuras desde la Luna al fondo del mar con todo tipo de seres fantásticos. Un cuento encantador que finalmente fue publicado, aunque ese no fuera su objetivo inicial.

Tim Burton vuelve a rodar a su manera, cuidando todos los detalles, vigilando cada ángulo. No está tan marcado su estilo como en otras de sus obras, pero se deja notar. Sigue cumpliendo perfectamente y añadiendo ese extra que lo sitúa entre los genios de la profesión.

Haga lo que haga, Ewan McGregor me sigue pareciendo Christian de Moulin Rouge, esa cara de entusiásmo la tiene desde que hizo esa película. El tipo es perfecto para dar vida a las fantasías del protagonista, le ves capaz de hacer esas locuras.

Jessica Lange y Albert Finney está muy bien, pero Billy Cudrup pasa toda la película con cara de mala leche, demasiado forzado. No lo hace mal. Que siga trabajando con buenos directores, a ver cómo progresa.

Impagables las apariciones de Steve Buscemi (este tío me encanta) y Danny DeVito. Aunque ya sólo les den papeles secundarios, los tíos se ganan su importancia en cada toma.

Buena historia, bien tratada y bien llevada. Le doy un ocho.