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LuisGC

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2023-10-19 Pabellón Dorado en Kinkaky-ji, Kyoto

(tercer artículo sobre mi viaje a Japón, en los siguientes enlaces podéis leer el resto)

Llegamos a Kyoto a mediodía con tiempo suficiente para antes de comer llegar al hotel y recoger el equipaje en recepción (de nuevo, lo habíamos enviado el día anterior). Finalmente tuvimos que hacerlo después de comer porque el hotel no tenía recepción a la hora de la comida. Junto al hotel había un restaurante de soba y udon casero (Shoraku) con muy buenas reseñas y no nos decepcionó. Tomamos varias cosas y estaba todo muy rico. Nada más comer ya pudimos entrar a nuestras habitaciones y dejar las cosas para poder salir de paseo.

Recomendación bonus: El hotel Stay Sakura de Kyoto nos gustó mucho, nos trataron bien y estuvimos muy cómodos. Es pequeño, por lo que no tiene recepción 24h ni ofrece desayuno, pero las habitaciones eran muy amplias y disponían de una pequeña cocina con lavadora en cada habitación. La lavadora era muy cómoda y muy práctica en combinación con el cuarto de la ducha que tenía un extractor enorme en el techo que se podía poner en modo secadora y convertía el cuarto entero en una secadora, acelerando el secado de la colada. Se podía dejar permanente o programarlo para que se quede unas horas funcionando. Nunca había visto algo así y me pareció espectacularmente cómodo. El hotel además está bastante bien comunicado por metro y bus con la estación central de Kyoto y con las principales atracciones/visitas. Creo que repetiría si vuelvo.

GION

Por la tarde-noche habíamos reservado un free walking tour por el barrio de Gion, uno de los más tradicionales (y exclusivos) de Kyoto. De camino al punto de salida, andando desde el hotel, hicimos una buena vuelta de reconocimiento por la gran Avenida Shijo, repleta de grandes almacenes comerciales; el trepidante Nishiki Market, una larguísima calle comercial especializada en puestos de comida callejera; el callejón Pontocho (o Ponto-chō), lleno de locales con encanto y trampas de turistas; y las terrazas de esas mismas trampas de turistas que se asomaban al Río Kamo en unas ampliaciones a base de andamios de madera bastante pintorescas.

Disfrutando del buen tiempo a orillas del Río Kamo
Disfrutando del buen tiempo a orillas del Río Kamo - CC BY-NC-SA License

El tour consistía en un recorrido bastante agradable por el barrio de Gion, partiendo de la estatua de Izumo no Okuni junto al Río Kamo. Okuni fue una actriz del siglo XVI que es considerada la creadora del teatro Kabuki. Llegó a dirigir una compañía de teatro compuesta exclusivamente de actrices a base de recoger por las calles a mujeres marginadas. El barrio de Gion es famoso por contener los principales sitios de avistamiento de Maikos (aprendiz de Geiko) y Geikos (nombre con el que se conoce a las Geishas en Kyoto). Durante el tour nos explicaron qué diferencias hay entre maikos y geikos, nos contaron que el 99% de las que ves por la calle no son Geikos de verdad, así como bastantes historias y leyendas del barrio.

Tras asomarnos un poco al Parque de Maruyama para ver la pagoda del Santuario de Yasaka, el guía nos llevó a recorrer los callejones del hanamachi de Gion Kōbu. Un hanamachi es un área en la que las geikos siguen operando a día de hoy, y Gion Kōbu es de los pocos que siguen quedando (casi todos los que quedan están en Kyoto). En los hanamachi se concentran gran cantidad de casas de té (donde los grandes empresarios y políticos se reunen para cerrar negocios y acuerdos) y Okiyas (alojamientos de varias maikos o geishas). Un paseo muy recomendable por la noche, con o sin guía.

Una de las casas de té más exclusivas en la calle Hanamikoji, en Gion Kōbu
Una de las casas de té más exclusivas en la calle Hanamikoji, en Gion Kōbu - CC BY-NC-SA License
Buden (escenario) en el Parque de Maruyama
Buden (escenario) en el Parque de Maruyama - CC BY-NC-SA License
Issen-Yoshoku, una variante del Okonomiyaki que se puede comer en Kyoto
Issen-Yoshoku, una variante del Okonomiyaki que se puede comer en Kyoto - CC BY-NC-SA License
Chema: La cena con la variante local (y picante) de okonomiyaki fue bastante pintoresca. Además de compartir mesa por primera vez con distintos grupos de personas, cosa relativamente frecuente por allí, tuvimos que hacer de traductores/consejeros improvisados para un grupo de matrimonios españoles algo más maduros y bastante despistados. El grupo incluía a un señor que estaba totalmente convencido (yo diría que erróneamente) de que Google Translate no funcionaba bien en sus móviles. Me preguntó qué tal se las arreglaron el resto del viaje...

Al día siguiente teníamos otro free walking tour por esta zona de Kyoto, pero diurno y profundizando más en los barrios, parques y templos en la falda del Monte Higashiyama. Empezamos por ver de nuevo, con más detenimiento y relato por parte del guía, las calles de Shirakawa (que sigue el curso del precioso canal de Shirakawa) y Shinbashi, siempre pintorescas en cualquier temporada y por ello escenario elegido por muchos turistas, modelos y parejas de recién casados para hacerse fotos cuquis. En el cruce de ambas calles se encuentran el interesante altar sintoísta de de Tatsumi-jinja (o Tatsumi Dai-myojin), y el puente Tatsumi bashi que es uno de los rincones más fotografiados de todo Kyoto (especialmente en Sakura). El altar está dedicado a Benzaiten, diosa de las artes, la elocuencia y la música. Nos contaron que las maiko (y muchos actores, incluso extranjeros) acuden allí para que les ayude en su carrera.

Pareja posando para varios fotógrafos en el puente Tatsumi Bashi
Pareja posando para varios fotógrafos en el puente Tatsumi Bashi - CC BY-NC-SA License

Seguimos el recorrido por el templo budista de Chion-in, que es el equivalente al vaticano para una rama del budismo llamada Jōdo-shū, de las más seguidas y practicadas en Japón. El templo es espectacular, destacando la puerta principal o Sanmon, que es la estructura más grande de este tipo en todo Japón. Su Bonshō (la campana de la torre) es también la campana más grande de todo Japón, impresiona verla y más aún escucharla. Este templo es considerado un Tesoro Nacional de Japón (de los 26 que hay en Kyoto).

Llegando a la majestuosa puerta del templo de Chion-in
Llegando a la majestuosa puerta del templo de Chion-in - CC BY-NC-SA License

El recinto del templo se fusiona con el Parque de Maruyama, al que ya nos asomamos la noche anterior pero esta vez recorremos la parte más oriental con su gran estanque y sus jardines japoneses, rodeados de múltiples variedades de cerezos. Me habría encantado ver este parque en época de hanami por el sakura, o incluso en un Otoño más pleno.

Ninenzaka y Sannenzaka

El tour continuaba para recorrer los famosos y pintorescos barrios de Ninenzaka y Sannenzaka, con el objetivo de terminar por todo lo alto (en todos los sentidos) en el Templo de Kiyomizu-dera. Lo que inicialmente era un plan de mañana, acabo siendo un plan de día completo porque tras el tour nos quedamos con las ganas de deshacer despacio esta última parte del recorrido para ver todo con más detalle, cotillear en tiendas, entrar en algún templo más y comer en alguno de los múltiples puestos de comida que había.

En esta zona la densidad de gente con vestidos tradicionales (mayormente de alquiler) era altísima
En esta zona la densidad de gente con vestidos tradicionales (mayormente de alquiler) era altísima - CC BY-NC-SA License

En Ninenzaka es imprescindible acercarse a ver la Pagoda de Yasaka, una pagoda de cinco plantas que es el único edificio que aún sobrevive de todo el templo budista de Hokan-ji, construido en el siglo VI y reconstruido por última vez a primeros del XV. Era difícil resistir la tentación de hacerle fotos desde casi cualquier perspectiva. Junto a la pagoda, se encuentra el curioso y muy colorido templo de Yasaka Kōshin-dō, que también merece una visita rápida.

Como curiosidad, en esta zona también se encuentra el Starbucks de Nineizaka Yakasa Chaya, el que posiblemente será el Starbucks más caro y seguro que el más espectacular de todo el mundo. Después de haber desembolsado una cifra seguramente obscena de dinero en la casa y en una reforma muy cuidada, en 2017 cosiguieron abrir al público esta cafetería en una casa tradicional japonesa, integrada perfectamente por dentro y por fuera con el resto del barrio. Todo está decorado de manera tradicional, con simbología tradicional, con tatamis y cojines para sentarse a degustar especialidades locales de café y té. Estando lleno, entraba tanta gente a cotillear (como nosotros) que tenían establecido una especie de circuito de sentido único para evitar atascos en los estrechos pasillos de la casa.

La subida hacia Kiyomizu-dera por la cuesta de Sannenzaka empezó a ser más incómoda por ser calles estrechas con muchas escaleras y una gran cantidad de turistas. Era difícil seguir al guía hasta el punto de que apenas pudimos hacer paradas intermedias (y no eramos un grupo muy grande). Toda la subida está llena de trampas para turistas: tiendas de artesanía, puestos de comida, cafeterías, restaurantes, souvenirs … Ni confirmo ni desmiento que cayera en varias de ellas en nuestro regreso.

Nuestro guía se despidió del grupo en la entrada al Templo de Kiyomizu-dera. Le dimos un fuerte aplauso y el merecido donativo, y entramos a visitar el templo tras engañar un poco al estómago con un par de bocados de comida callejera. Este enorme templo budista, construído en su totalidad sin usar ni un solo clavo o tornillo, es uno de los más espectaculares de todo Japón tanto por sí mismo como por las vistas que ofrece. Junto a su pabellón principal hay una plataforma elevada de 13 metros de altura sostenida con una estructura a base de vigas de madera entrelazadas (de nuevo, sin clavos ni tornillos). En el periodo Edo se popularizó una tradición que consistía en saltar desde la plataforma para que se cumplan tus deseos. Según Wikipedia sobrevivieron más del 85% de los saltos registrados, pero no sabemos si se cumplieron sus deseos. En cualquier caso la práctica fue prohibida en el siglo XIX.

La increíble plataforma de Kiyomizu, y las increíbles vistas que tiene
La increíble plataforma de Kiyomizu, y las increíbles vistas que tiene - CC BY-NC-SA License

La visita al templo continúa con un agradable paseo por el resto del recinto, incluyendo una pintoresca pagoda de tres plantas en un promontorio imponente enfrente de la plataforma o las populares cascadas Otowanotaki, que en su tramo final se canalizan en tres chorros que caen a un estanque. Los visitantes (principalmente locales) hacen cola para tomar algo del agua que cae, lavarse las manos y beber un poco, con la esperanza de que así se cumplan sus deseos. Hay más cosas curiosas, en nuestro caso la cantidad de gente y el hambre hicieron que no lo vieramos tan tranquilos como el sitio merecía.

El inicio de la interminable fila de gente esperanzada
El inicio de la interminable fila de gente esperanzada - CC BY-NC-SA License

En nuestro camino de regreso por Ninenzaka y Sannenzaka nos detuvimos con más calma a ver algunas cosas. Ya no había tanta gente y el paseo se nos hizo mucho más agradable. Además de tiendas, nos asomamos al Templo de Kōdai-ji, fundado en el siglo XVII por Kodai-in (la viuda de Toyotomi Hideyoshi, uno de los grandes unificadores del Japón actual) para poder rezar allí por su difunto marido. El templo estaba parcialmente en obras, pero merece la pena la visita para ver sus espectaculares jardines secos y un bosque de bambú de los pocos que pueden aún verse en el centro de Kyoto. Este templo también es popular por la técnica maki-e visible en la puerta principal y algunos de los pabellones. Es una técnica de decoración en la que se dibujan símbolos, figuras o letras con laca sobre la madera, que luego se rocía con polvo de oro o plata.

Pasarela de madera sobre el agua, para llegar a uno de los pabellones principales
Pasarela de madera sobre el agua, para llegar a uno de los pabellones principales - CC BY-NC-SA License

Terminamos el día bajando a la estación de metro de Kyoto-Kawaramachi, que durante esos días y de forma excepcional tenía uno de sus pasillos más largos tematizado por Nintendo para celebrar el lanzamiento del último video juego de Super Mario. Pasillos enteros decorados con niveles del juego clásico y ambientados con la música correspondiente al nivel. Allí estuvimos un rato ante la divertida mirada de los paseantes.

Real-Life Super Mario - CC BY-NC-SA License
Recomendación bonus: una tienda exclusiva de especias picantes no es algo que Chema estuviera dispuesto a dejar pasar. La tienda se llama Ocha-no-ko SAISAI y se sitúa en una casita pequeñita en mitad de una de las escalinatas que suben hacia Kōdai-ji. Su especialidad es el chile Hontaka, pero vendían varios tipos de picante desde mono-cultivo hasta otras con mezcla de otras cosas para ganar aromas y matices, y en varios niveles de picante. Además de la propia especia, vendían patatuelas y otros snacks a los que se había expuesto a cada una de las mezclas de especias. Degustamos casi todo y cogimos varios botes para cocinar.

Palacio imperial de Kyoto

Al día siguiente, nuestro plan arrancaba en el Palacio imperial de Kyoto, que sirvió como palacio oficial hasta la restauración Meiji a finales del siglo XIX. Hay una visita guiada bastante interesante que permite recorrer casi todo el Palacio. Son grupos grandes y hay que pegarse mucho al guía, por lo que yo no descartaría hacer la visita por libre con una buena audioguía o documentación. Un grupo tan grande tampoco facilita ver las cosas con calma y hacer fotos tranquilamente.

El Palacio tiene muchas cosas destacables, pero sin duda las más curiosas son las distintas puertas, la historia de cada una, el propósito de cada una, así como las diferentes técnicas de construcción empleadas en ellas. El tour fue muy didáctico en ese sentido.

La Puerta Jomeimon, de color bermellón intenso y techos de teja
La Puerta Jomeimon, de color bermellón intenso y techos de teja - CC BY-NC-SA License

El recinto del Palacio se encuentra dentro del gran Jardín Nacional de Kyōto-gyoen, un gran parque abierto al público. Nosotros recorrimos una parte, visitando algunos templos y edificios que están desperdigados por el parque. Por ejemplo, cerca de la entrada sur del parque (por la Puerta Sakaimachi Gomon) hay un pequeño lago con los restos de la residencia Kujō. Desde el puente que cruza el lago hay una estampa magnífica con una casa de té muy bien conservada al fondo y el altar sintoísta de Itsukushima situado en el centro de una pequeña isla en mitad del lago. Fue un paseo muy agradable, yo me quedé con ganas de recorrer entero este parque.

Lago Kujō con la casita de té Shūsui-tei en la orilla opuesta
Lago Kujō con la casita de té Shūsui-tei en la orilla opuesta - CC BY-NC-SA License

Fushimi Inari Taisha

No nos quisimos entretener para poder llegar a una hora prudente a uno de los lugares estrella de Kyoto: el Santuario sintoísta de Fushimi Inari Taisha. Este santuario, situado en lo alto de un monte y rodeado de naturaleza, es conocido porque se llega a él por varios caminos que están delimitados por cientos y cientos de puertas rojas (llamadas torii). En esos mismos caminos se encuentran otros altares y más de una tienda de recuerdos. Sólo se puede subir andando, y en casi todo el camino hay sitios preparados para hacer paradas técnicas con máquinas de vending, en las que el agua cada vez es más cara a medida que vas ascendiendo. Lo entendimos perfectamente al ver al reponedor subir con una carretilla con las bebidas.

Increíble el ritmo al que subía, superior al de muchos visitantes - CC BY-NC-SA License

Recorrer estos caminos y escaleras casi cubiertos de torii es una experiencia difícil de describir. A medida que asciendes por la montaña la densidad de turistas desciente y la sensación de asombro se amplifica. No es un ascenso duro, pero conviene igulamente tomarse el paseo con calma para disfrutar de cada uno de los altares que encuentras a tu paso. En algunas de las fotos veréis las puertecitas torii de varios tamaños (a precios algo disparatados) que se vendían para que la gente simplemente luego las amontonase de cualquier manera. Hay tantas que es seguramente imposible colocarlas mejor.

Uno de los tramos en los que apenas hay espacio entre las puertas
Uno de los tramos en los que apenas hay espacio entre las puertas - CC BY-NC-SA License
Acceso a un nuevo tunel de puertas de camino a la cima
Acceso a un nuevo tunel de puertas de camino a la cima - CC BY-NC-SA License
En uno de los impresionantes cementerios que hay en el recinto
En uno de los impresionantes cementerios que hay en el recinto - CC BY-NC-SA License
El paraje es impresionante, con o sin las mil puertas
El paraje es impresionante, con o sin las mil puertas - CC BY-NC-SA License
De cuando en cuando hay farolillos, debe ser increíble recorrer todo el camino de noche
De cuando en cuando hay farolillos, debe ser increíble recorrer todo el camino de noche - CC BY-NC-SA License
Selfie para celebrar nuestra llegada a la cima
Selfie para celebrar nuestra llegada a la cima - CC BY-NC-SA License
Chema: Es un ejercicio curioso utilizar el traductor del móvil para leer las inscripciones en las puertas, especialmente cuando de vez en cuando aparece en alguna de ellas alguna palabra en un idioma occidental

Bajamos del santuario ya anocheciendo y nos quisimos acercar a la zona de Fushimi para cenar, el barrio de las destilerías de sake. Ya sabíamos que no estaría abierto el Museo del sake Gekkeikan Okura ni podríamos hacer el paseo por el canal Fushimi Jokkokubune pero fuimos igualmente para tomar algo en una sakería y cenar por la zona.

Recomendación bonus: Elegimos uno de los restaurantes más tradicionales de toda la zona, Tsuki no kurabito, y salimos encantados. Además de una carta de sake brutal, su especialidad era la anguila así que aceptamos el desafío y todos los platos que pedimos eran distintas elaboraciones de anguila: una especie de tortilla francesa rellena de anguila, anguila al carbón macerada con sake Gekkeikan, y varios trozos de nigiri de anguila a la brasa. Todo eso (y abundante sake) por menos de 4 mil yenes por persona.

Ryōan-ji

El día siguiente fue uno de los días más completos y satisfactorios de todo el viaje. Empezamos muy temprano subiendo en autobús hasta el Templo budista de Ryōan-ji, popularmente conocido por su Karesansui o jardín de rocas (uno de los más conocidos del mundo). El recinto del templo es precioso. El jardín seco nos impresionó, así como especular sobre su significado (que se desconoce). Las salas con sus paneles decorados con dragones (todos ellos con nombre propio e historia) nos alucinó, cada historia era más épica que la anterior. Pero a mí personalmente me explotó la cabeza con la Ryoanji Chisoku no Tsukubai.

25 por 10 metros exactos, para albergar quince piedras en cinco grupos
25 por 10 metros exactos, para albergar quince piedras en cinco grupos - CC BY-NC-SA License
Hic sunt dracones
Hic sunt dracones - CC BY-NC-SA License
Team Randi, la camiseta perfecta para este día de templos y filosofía
Team Randi, la camiseta perfecta para este día de templos y filosofía - CC BY-NC-SA License

Un Tsukubai es una pila (generalmente de piedra) que se sitúa a la entrada de los templos de forma que los visitantes pueden lavarse las manos y enjuagar sus bocas con el fin de purificarse. El que se encuentra en Ryōan-ji tiene forma redondeada y con el cuenco central cuadrado. A cada lado del cuadrado se localizan kanjis que por sí mismos carecen de ningún significado, pero combinados con el cuadrado central de la piedra que equivale a un 口 (kuchi) y en la posición correspondiente a cada uno (arriba, derecha, abajo, izquierda) pasan a significar 吾 唯 足 知 o ware, tada taru (wo) shiru que se puede traducir por lo que tienes es lo que necesitas, aprende a estar satisfecho con lo que tienes, o variantes mucho más poéticas como uno ya tiene lo que necesita. Me gustó y me resonó tanto que me habría comprado una réplica a escala real si la hubieran vendido (para tener lo que uno necesita). Como no la vendían me conformé con una réplica metálica pequeña que ya veré dónde pongo para poder cruzarme a menudo con ella.

Learn only to be content
Learn only to be content - CC BY-NC-SA License

Kinkaku-ji

Desde allí subimos al también budista Templo de Kinkaku-ji o Templo del Pabellón de Oro. El templo realmente se llama Rokuon-ji (Templo del jardín de los ciervos) pero por algún motivo la gente lo recuerda por su Pabellón Dorado o Kinkaku. El Pabellón no es visitable por dentro y se entiende, por lo masificado que estaba el sitio habría sido complicado. en cambio, hay un agradable paseo para que puedas fotografiarlo desde muchísimas perspectivas, incluyendo algunas bastante pintorescas desde el otro lado del pequeño lago en el que se encuentra. Mis años de jugar al baloncesto me ayudaron a hacerme hueco a base de juego de piernas (y codos, un poco) para poder tener las mejores fotos posibles en un sitio que resultó de los más concurridos de todo Kyoto.

Del resto del recinto destacaría un par de ejemplos de bonsais tamaño normal, árboles que van guiando con andamios para que sus ramas dibujen unas formas muy específicas, y varios puntos en los que animaban a los visitantes a echar monedas en una mezcla de pozo/fuente de los deseos y petanca.

Hacía un solazo tan brillante como el Kinkaku
Hacía un solazo tan brillante como el Kinkaku - CC BY-NC-SA License
En esta foto se aprecia muy bien el fenghuang o ave fénix dorado que corona el Kinkaku
En esta foto se aprecia muy bien el fenghuang o ave fénix dorado que corona el Kinkaku - CC BY-NC-SA License
Técnicas de bonsai aplicadas a escala 1:1
Técnicas de bonsai aplicadas a escala 1:1 - CC BY-NC-SA License
En Japón todo adquiere un toque extra de azar y competitividad, incluso los saca-cuartos
En Japón todo adquiere un toque extra de azar y competitividad, incluso los saca-cuartos - CC BY-NC-SA License

Castillo Nijō

Volvimos al centro de nuevo en autobús para detenernos en otra de las paradas obligatorias: el Castillo Nijō, construido en el siglo XVII por el clan Tokugawa. El recinto de este castillo tiene poco que envidiar al Palacio Imperial de Kyoto: doble foso, altos muros, varias torres de defensa… Lo primero que se visita al entrar al recinto por la puerta Este (Higashi Otemon) es el fabuloso Palacio de Ninomaru, decorado lujosamente con múltiples grabados en madera, oro y fantásticas pinturas. Como en otros palacios similares, es muy destacable el contraste en la decoración y organización del espacio entre las salas más exteriores, accesibles por los visitantes de clases sociales más bajas, hasta las salas más interiores pensadas no solamente para presumir sino también para intimidar a los visitantes de rangos más altos. Hay hasta 33 habitaciones sobre 800 tatami.

Uno de los atractivos principales del Palacio de Ninomaru es que se trata de uno de los pocos sitios que siguen manteniendo los suelos uguisu-bari o de ruiseñor en sus corredores. Se trata de una técnica de construcción aplicada por debajo de los suelos, a base de múltiples clavos sueltos que rozan con la presión, de forma que al pisar por muy sutil que seas se genera un sonido como el de un pájaro cantando. Suponía dotar al palacio de una alarma defensiva implacable y eficaz. Fue muy curioso caminar por el palacio junto a muchos otros turistas bajo un constante trinar de ruiseñores.

Los Jardines de Ninomaru, el Palacio de Honmaru, las ruinas de la torre defensiva de Tensyukaku, el Jardín de Seiryū-en, … muchas más cosas que merece la pena ver con calma. No se podía hacer foto en los interiores, pero de los exteriores tengo unas cuantas.

La Isla Tortuga, en mitad del estanque del Jardín de Ninomaru
La Isla Tortuga, en mitad del estanque del Jardín de Ninomaru - CC BY-NC-SA License
Me habría traído una lámpara de piedra como esa, si me entrase en la maleta
Me habría traído una lámpara de piedra como esa, si me entrase en la maleta - CC BY-NC-SA License
Vistas del Palacio de Honmaru desde lo alto de las ruinas de Tensyukaku
Vistas del Palacio de Honmaru desde lo alto de las ruinas de Tensyukaku - CC BY-NC-SA License

Paseo del Filósofo

Ese día lo rematamos recorriendo por la tarde el Paseo o Camino del Filósofo, una agradable ruta a lo largo de un canal de agua rodeado principalmente de cerezos que se llamó así por dos profesores de filosofía que la recorrían a diario para reflexionar mientras hacían algo de ejercicio. Es un recorrido relativamente corto, se puede hacer en media hora larga sin pausas, pero se convierte en un plan más interesante por la cantidad y variedad de los templos que se pueden visitar a lo largo del paseo.

En nuestro caso, destacaría (y recomendaría) empezar por el Templo budista de Nanzen-ji, que incluso tiene cerca un acueducto interesante aunque no muy antiguo, y seguir el camino entrando en el Templo budista de Honen-in, para terminar en el muy interesante y especial Templo de Higashiyama Jisho-ji, con un jardín artístico muy original y unos miradores espectaculares.

Posando en uno de los muchos puentes que cruzan el canal que recorre el Camino del Filósofo
Posando en uno de los muchos puentes que cruzan el canal que recorre el Camino del Filósofo - CC BY-NC-SA License
Jardín seco del Templo de Nanzen-ji, escrupulosamente cuidado
Jardín seco del Templo de Nanzen-ji, escrupulosamente cuidado - CC BY-NC-SA License
Muy fan de las lámparas de piedra, como estas del Templo de Honen-in
Muy fan de las lámparas de piedra, como estas del Templo de Honen-in - CC BY-NC-SA License
Kogetsudai, en el jardín del Templo de Higashiyama Jisho-ji
Kogetsudai, en el jardín del Templo de Higashiyama Jisho-ji - CC BY-NC-SA License
Vistas desde uno de los miradores del Templo de Higashiyama Jisho-ji
Vistas desde uno de los miradores del Templo de Higashiyama Jisho-ji - CC BY-NC-SA License
Chema: Cerca de una escuela vimos pasar varios autobuses escolares con un muñequito diferente vestido de uniforme en el frontal de cada uno de ellos. Al fijarnos bien, descubrimos que la chiquillería de ese autobús iba vestida al completo como su muñequito correspondiente, lo que parecía ser una forma bastante eficaz de conseguir que no se subiesen por error al autobús equivocado
Recomendación bonus: Después de tanto caminar, ese día los dos teníamos antojo de sushi así que buscamos un buen sitio en una de las zonas nocturnas más populares. Tuvimos suerte porque encontramos uno con una muy buena relación calidad precio, Sugidama Kyoto Kawaramachi. Probamos bastantes variedades de sashimi, un montón de nigiris premium, un gunkan roll de erizo de mar, una montaña enorme de atún picado relleno de atún y cubierto con atún y huevas de salmón, verduras en tempura y un original postre que era como un mochi transparente. Todo por unos seis mil yenes por persona.

Jidai Matsuri

Otra cosa que nos coincidió con el viaje, y cuadramos para asistir, es el Desfile Jidai Matsuri o Festival de las Épocas o las Edades. Se celebra una vez al año (el 22 de Octubre) y es de los festivales más famosos de Kyoto. Se trata de un desfile de recreación histórica en la que más de 2000 voluntarios y artistas pasan vestidos con trajes auténticos, elaborados con materiales y técnicas originales, representando períodos y personajes de la historia feudal de Japón. Además muchos de ellos van cantando o tocando instrumentos tradicionales, con lo que el desfile es bastante animado.

El desfile colmó (y en mi caso superó) las expectativas. Llegamos de los primeros y pudimos coger un sitio fantástico para verlo cómodamente en primera fila. Fueron varias horas de ver pasar gente a pie, a caballo o en carruaje con kimonos, trajes, armaduras y en general todo tipo de vestimentas. Debo decir que muchísimos de ellos también portaban arcos ;-) Sólo del desfile hice más de 200 fotos, os dejo algunas de las más representativas.

Jidai Matsuri 2023, en Kyoto
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto - CC BY-NC-SA License
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto - CC BY-NC-SA License
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto - CC BY-NC-SA License
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto - CC BY-NC-SA License
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto - CC BY-NC-SA License
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto - CC BY-NC-SA License
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto - CC BY-NC-SA License
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto
Jidai Matsuri 2023, en Kyoto - CC BY-NC-SA License

Tengo grabado todo el desfile con la Insta 360, pero no tengo claro cuándo tendré tiempo de editar todo ese material, por ahora os dejo también un vídeo corto que hice y publiqué allí mismo con lo poco que grabé con el teléfono móvil.

Aquí acaba la crónica de lo más destacado de nuestro paso por Kyoto. Estoy omitiendo a propósito nuestra participación en un taller de introducción al Kyudo (arte marcial de tiro con arco), que en principio relataré en aljaba.net (a petición de Pablo) para una audiencia más especializada.

No se marchen, ¡aún hay más! Próxima parada: ¡Osaka!

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