Hace pocos días anunciaron el cierre de Madrid Rock, un referente fundamental para la cultura madrileña durante los 24 años que ha estado abierta esta tienda en Gran Vía 25.
Allí he comprado la mayor parte de mis discos originales. Recuerdo ir desde pequeño y pasar la tarde ojeando cassettes y vinilos, buscando algunos a buen precio y esperando incluso colas para ser de los primeros en comprar un disco recién publicado. Siempre encontraba algo interesante que llevarme.
Era otra época, en la que no me valía una copia, quería tener el original entre mis manos. Era pequeño, no manejaba mucho dinero, pero conseguía ahorrar para comprar todas las novedades de bastantes grupos. Poco a poco iba juntando discografías enteras. Pero todo eso pasó.
Reconozco que yo mismo he dejado de ir. Cuando apareció el CD empecé a ir menos, desde que las grabadoras de CDs existen no se me ocurren muchos grupos a los cuales comprar un original. Antes tenía mucho más valor que la copia, ahora es prácticamente el mismo (moralidad aparte).
Creo que puede hacer cinco años que no entro a esa tienda. En la sucursal de Móstoles he entrado alguna vez en esos años, pero sólo para comprar entradas para algún concierto.
El gerente del establecimiento culpa del cierre a su nula rentabilidad, a la piratería, a Internet y al desprestigio del soporte.
Los 46 trabajadores que se quedarán en la calle lo achacan a la venta del local al grupo Inditex (Zara). Más de mil quinientos metros cuadrados en Gran Vía se pagan muy bien. No tendrán problema en encontrar un comprador generoso.
La gente insiste en no culpar a la piratería y a las redes P2P, pero es evidente su influencia. A mi me encanta la música, la necesito, y ahora la tengo sin pagar por ella.
¿Podría haber sobrevivido Madrid Rock con esa menor rentabilidad? Si, claro, pero recordemos que es un negocio, una empresa con ánimo de lucro, no es una ONG.
Dentro de poco, para comprar música sólo nos quedará la FNAC y los grandes centros comerciales. La música 'enlatada' ya no vende. Las discográficas pueden cambiar el modelo de negocio, los artistas pueden centrarse en los directos, pero ¿qué puede hacer una tienda de venta de discos? Rezar para que los artistas y las discográficas bajen su margen y puedan sacar más con cada unidad vendida.
Supongo que seguirán existiendo todas esas pequeñas tiendas que arropaban a Madrid Rock en los aledaños de la Gran Vía, y que sobreviven (al menos lo hacían antes) a base de vender material de segunda mano o en formatos ya olvidados para regalos, caprichos, o deseos coleccionistas.