Fue el primer gran pívot del baloncesto profesional estadounidense. Hace años tuvieron que amputarle una pierna por complicaciones en su diabetes y problemas de riñón. Hace poco tuvo en riesgo la pierna buena por el mismo motivo.
El gran George Mikan fue trasladado el pasado sábado de un hospital a un centro de rehabilitación, pero no pudo superar la última crisis y ha fallecido a los 80 años.
Mikan siempre utilizó sus gafas redondas de alambre para jugar. Fue la primera vez que un hombre alto controlaba la zona, y dominaba los aros, lo que ahora conocemos como pívot o center. Taponaba tantos tiros que llevó a la liga a incluir la norma del "goaltending", conceder la canasta si un tiro es taponado cuando empieza el descenso en dirección al aro.
Consiguió cinco títulos de la NBA con los Lakers en los primeros seis años en la historia del equipo. La primera gran dinastía del baloncesto. Es miembro del Salón de la Fama desde 1959. Batiría todos los records en tapones y rebotes, pero en aquella época éstos aún no se contabilizaban. Fue elegido Mejor Jugador de la primera mitad de siglo XX. Jugó los cuatro primeros All Star. Lideró la Liga en anotación tres temporadas. Se retiró con problemas de lesiones en 1956 con un promedio de 23,1 puntos, altísimos para la época.
Fue la primera gran estrella del baloncesto. Como curiosidad, cuando jugaba un partido en Nueva York, las pantallas que anunciaban el partido simplemente decían "Tonight George Mikan vs Knicks".
Mikan fue en 1967 comisionado de la desaparecida Asociación Americana de Baloncesto, introduciendo la línea de tres puntos y también el balón tricolor, uno de los símbolos de la NBA.
Al contrario de las estrellas actuales, durante toda su carrera cobró un salario de mil dólares al año. Cuenta ahora uno de sus hijos que Mikan no conservaba ninguno de sus títulos porque tuvo que venderlos todos.
Su importancia es fundamental en el baloncesto actual. Revolucionó la liga desde la cancha y posteriormente desde los despachos para transformar la liga profesional americana en lo que hoy conocemos.
Nunca será suficientemente valorado.