Anoche estuve viendo por primera vez una Ópera en directo, la famosa obra de Giuseppe Verdi, Rigoletto, representada por Iberópera con la Orquesta Lírica de Madrid, bajo la dirección de Sergio Kulhmann. Fue una noche de sensaciones encontradas, pero me dejó buen sabor de boca.
Uno de los primeros lamentos fue por las localidades. No quedaban en otro sitio más que en el gallinero, en la zona 'Taburetes Paraiso'. Yo he ido mucho al gallinero del Teatro Español, y desde allí se sigue muy bien la escena. En este caso Paraiso era el nombre del gallinero (esto ya lo sabíamos), y taburete no era en absoluto metafórico, era una fila de taburetes al fondo del gallinero. Gran parte de la obra la pasé de pie, única manera de ver a la orquesta.
Pero sin duda lo peor de todo fueron los subtítulos. La mayor parte del tiempo no iban bien sincronizados, y desluce muchísimo la labor de los actores, que realmente no tienen nada que ver con ello, pero lo pagan. La gente no paraba de comentarlo, mirarse unos a otros, quejarse en silencio, hasta que llegamos a una situación lamentable, como no podía ser de otra manera. El Duque hablando con la hermana de Sparafucile, ella le comentaba como podía estar con una chica tan fea, pero por la locura de los subtítulos, a ese subtítulo le tocó aparecer minutos más tarde, en pleno lamento del Duque. Imaginad uno de los momentos más dramáticos de la obra, con el Duque dejándose los escasos pulmones que le quedaban, y aparece en la pantalla "Soy fea". Carcajadas generalizadas que no le sentarían muy bien al actor. Se enteraría después y se cagaría en la familia del tipo que iba pasando los subtítulos.
El montaje era horroroso, esperaba una decoración y vestidos de la época, y me encontré con que todo la escenografía se basaba en dos andamios tal cual, y la ropa era de lo más normal. Los cortesanos todos con pantalón y camisa negros, Rigoletto con una muleta y una gabardina para ser diferenciado, el Duque con pantalón y camisa de otro color, muy pobre. Se puede decir que esto es accesorio, que sólo importan los actores y la orquesta, pero no es así. Una cosa es trabajar con bajo presupuesto o buscar la simplicidad, y otra es no currarse para nada el montaje.
Pero me dejó buen sabor de boca. Escuchar esas canciones que tantas veces hemos oído, que todos conocemos, algunas incluso que todos hemos cantado en la ducha, convierte esta obra en algo muy especial.
Esta obra se estrenó un 11 de Marzo de 1851 en La Fenice de Venecia, tras unos pequeños cambios en nombres y lugares tras tener problemas con la censura, el principal de ellos, cambiar a Francisco I de Francia por el Duque de Mantua.
La acción gira en torno al Duque de Mantua y su decadente corte. Rigoletto, bufón de la corte, se burla del Conde Monterone y éste le maldice, cayendo la maldición sobre la hija de Rigoletto, Gilda, que es raptada por la gente del Duque. La pobre Gilda termina pensando que el Duque la ama de verdad, cuando sólo era para él un pasatiempo. Rigoletto planea su vendetta, pero las cosas no salen cómo a él le gustaría.
La Donna è Mobile
Giuseppe Verdi
La donna è mobile (la mujer es voluble)
qual piuma al vento, (cual pluma al viento)
muta d' accento (cambia de idea)
e di pensier. (y de pensamiento)
Sempre un' amabile (Su rostro amable y bello)
leggiadro viso, (siempre es engañoso)
in pianto o in riso, (tanto si ríe como si llora)
è menzognero. (es mentiroso)
La donna è mobile
qual piuma al vento,
muta d' accento
e di pensier!
e di pensier!
e di pensier!
È sempre misero (Es siempre infeliz)
chi a lei s' affida, (quién a ella se confía)
chi le confida (quien le entrega)
mal cauto il cor! (incauto el corazón)
Pur mai non sentensi (Y, sin embargo, nadie se siente)
felice appieno (plenamente feliz)
chi su quel seno (si de su seno)
non liba amor! (no bebe el amor)
La donna è mobile
qual piuma al vento,
muta d' accento
e di pensier
e di pensier
e di pensier!