Hace unos días terminé de leer El Cisne Negro, el impacto de lo altamente improbable, de Nassim Nicholas Taleb, uno de los libros más interesantes que he leído recientemente.
NNT, como el autor se llama a si mismo, es un libanés afincado en Estados Unidos interesado estudioso de múltiples géneros, destacando entre ellos la probabilidad, el azar y la incertidumbre. Hace años se ganó (parece que muy bien) la vida como analista de bolsa. Ahora vive de la venta de sus libros, de sus charlas como divulgador científico y de su puesto como Profesor del Instituto Politécnico de la Universidad de Nueva York.
El Cisne Negro, en una mezcla de ensayo filosófico y matemático, nos cuenta de forma relativamente amena (para el tema que se trata) los problemas que tenemos hoy en día para predecir el futuro. Para ello utiliza múltiples referencias, ejemplos y metáforas. Especialmente destacable la que figura en el Prólogo y da título al libro:
Antes del descubrimiento de Australia, las personas del Viejo Mundo estaban convencidas de que todos los cisnes eran blancos, una creencia irrefutable pues parecía que las pruebas empíricas la confirmaban en su totalidad. La visión del primer cisne negro pudo ser una sorpresa interesante para unos pocos ornitólogos (y otras personas de mucho interés por el color de las aves), pero la importancia de la historia no radica aquí. Este hecho ilustra una grave limitación de nuestro aprendizaje a partir de la observación o la experiencia, y la fragilidad de nuestro conocimiento. Una sola observación puede invalidar una afirmación generalizada derivada de milenios de visiones confirmatorias de millones de cisnes blancos. Todo lo que se necesita es una sola (y, por lo que dicen, fea) ave negra.
Doy un paso adelante, dejando atrás esta cuestión lógico-filosófica, para entrar en la realidad empírica, la cual me obsesiona desde niño. Lo que aquí llamamos un Cisne Negro (así, en mayúsculas) es un suceso con los tres atributos que siguen.
Primero, es una rareza, pues habita fuera del reino de las expectativas normales, porque nada del pasado puede apuntar de forma convincente a su posibilidad. Segundo, produce un impacto tremendo. Tercero, pese a su condición de rareza, la naturaleza humana hace que inventemos explicaciones de su existencia después del hecho, con lo que se hace explicable y predecible.
[...]Así es. Lo que nos rodea está fuertemente influenciado (o directamente provocado) por Cisnes Negros. Podríamos nombrar varios: el principio de Arquímedes, la penicilina, el 11-S, la relevancia de Internet, etc. Fueron hechos de descubrimiento o aparición casual e inesperada que cambiaron tremendamente todo lo que ha sucedido a continuación.
A pesar de la innegable existencia y efecto de los llamados Cisnes Negros, vivimos rodeados por un afán de predecirlo todo, tanto a nivel económico como social. Se acumulan los errores, y siempre hay alguien que encuentra (a posteriori) una explicación para lo que a priori era inexplicable y totalmente inesperado.
Las predicciones actuales se basan en que siga pasando lo que ya está pasando, por ello el autor destaca la importancia de lo que no está pasando o no conocemos sobre lo que está realmente sucediendo. Cualquier intento por parte de un experto de predecir algo relativamente alejado en el tiempo debe ser expuesto y denunciado como una estafa. Podemos hacer proyecciones de los datos, pero no podemos predecir. Los datos conocidos cada vez son más irrelevantes.
Uno de los conceptos más claros, que Taleb utiliza de forma recurrente en el texto, es la diferencia entre dos países ficticios: Mediocristán y Extremistán. En Mediocristán las cosas no se salen mucho de la media y la aleatoriedad es moderada. La regla de oro en Mediocristán es Cuando la muestra es grande, ningún elemento singular cambiará de forma significativa el total. Pone varios ejemplos: juntamos a mil personas y el peso de la persona más gorda del mundo nunca afectará demasiado a la media ni al total. O el consumo de calorías anual, ningún día puede suponer un consumo de calorías significativo, aunque sea Navidad y nos pasemos el día comiendo, las calorías de ese día no afectarían demasiado al consumo anual. Podemos pensar también en los ingresos de un panadero, el número de accidentes de tráfico, etc.
En Extremistán sucede todo lo contrario. Juntemos otra vez a mil personas, entre ellas metamos a Bill Gates. En este caso la riqueza de Bill Gates podría suponer sin duda el 99% de la riqueza total de los presentes. Otros ejemplos serían el número de ventas de una novela, los daños producidos por un terremoto, el índice de inflación, etc. La lista de Extremistán sería mucho más larga.
En Youtube podemos encontrar una entrevista de Charlie Rose a Taleb sobre El Cisne Negro, en inglés con subtítulos en castellano.
En definitiva, aunque algunos tramos resultan demasiado técnicos y algo áridos (el autor nos lo indica para que podamos prescindir de esos capítulos) la lectura de este libro es bastante recomendable. Ayuda a ver las cosas desde una perspectiva diferente. Quizá le sobre cierto nivel de pretendida superioridad intelectual sobre cualquiera que siga otras directrices en el campo de la estadística.
No podemos evitar estar expuestos a los Cisnes Negros, yo mismo acabo de sufrir en persona un terrible Cisne Negro, pero podemos estar preparados y mentalizados para ello.
Tengo que agradecer a mi buen amigo Félix que me comentara y prestara este libro. Me ha venido bien ahora que estoy más que nunca expuesto a la incertidumbre y la aleatoriedad.