Luiyología

The Science that studies my interests and concerns

LuisGC

42-Minute Read

Quite excited to be in Tiananmen Square, and ready to discuss about Software Freedom

Disclaimer: Out of necessity, this entry will be shorter than I would like (although it may not seem so) and in Spanish, despite more than 90% of my readers (according to Google Analytics) do not have Spanish as their main language. For the first time I managed to take notes during the trip and I had to limit myself to transcribe those notes.

Nunca había visitado Asia y llevaba años con esa espinita clavada. Este año no tenía compromisos cerrados y pensé que no tenía excusa. Inicialmente me valía casi cualquier destino porque varios me llaman la atención: Vietnam, Japón, China, Tailandia, … pero una circunstancia me hizo decantarme por China y en concreto por Pekín: ofrecieron a mi hermano un mes de estancia allí y aunque mi plan era viajar sólo, resultaba apetecible y atractivo poder cenar o incluso pernoctar con él.

Al final resultó que la elección fue perfecta por varios motivos:

  • Septiembre es por defecto una de las mejores épocas del año para visitar Pekín: no está petado de turistas, el tiempo es apacible y con pocas lluvias (no me llovió ningún día, de hecho).
  • Este año se cumplen 70 años de la Revolución Comunista China, todos los edificios oficiales y buena parte de la ciudad están especialmente engalanados para conmemorar la ocasión.
  • Mi estancia coincidió con el Festival del Medio Otoño, la segunda festividad más grande que tienen después del Año Nuevo Chino. Los lugareños tienen un día festivo y viajan a sus ciudades de origen, dejando Pekín algo más transitable.
  • Mi estancia también coincidía con la fase final del Mundial de Baloncesto de la FIBA, siendo las semifinales y final en Pekín.

Consideraciones generales

TL;DR Pekín me encantó y me dejó una muy buena impresión. Todo es enorme, alucinante, limpio y fácil de disfrutar. El choque cultural es mucho más pequeño del que pensaba, y el único inconveniente (mínimo) es que las tarjetas bancarias occidentales sirven de poco y en ocasiones el dinero en efectivo tampoco era suficiente.

Algunas cifras: 11 días solamente en Pekín visitando decenas de fantásticos lugares (incluyendo una increíble ruta de senderismo por la Gran Muralla), en los que hice unas 2.700 fotos (que se dice pronto), encontré 21 cachés y abrí 455 notas para mejorar OpenStreetMap !!

Cosas que me resultaron útiles:

  • Una tarjeta SIM con VPN incorporada, en mi caso comprada en Holafly. No sólo necesitas datos, necesitas la VPN
  • Como siempre, OSMAnd en el móvil con los mapas de Pekín descargados
  • Para poder usar las WiFis que te puedas encontrar, puede venirte bien una aplicación de VPN aparte. Yo usé Express VPN pero podría haber sobrevivido sin ella
  • La aplicación dominante de mapas local: Amap. No se puede usar en inglés pero aún así es útil para calcular rutas en transporte público (te dice hasta lo que vas a caminar, importantísimo porque hay trasbordos de varios cientos de metros), conocer horarios fiables, revisar las puntuaciones de los usuarios en restaurantes y similar. El buscador admite términos en inglés.
  • La aplicación del Metro de Pekín. Aunque para cálculo de rutas es mejor Amap, esta sí es en inglés y podrás buscar mejor paradas concretas, ver directamente el plano completo, confirmar el coste del trayecto, etc. Cuando estés familiarizado con el metro la usarás menos o nada, pero al principio es básica
  • Para traducciones, Pleco (que yo no llegué a usar) o Dear Translate. A esta última le puedes pasar una imagen (de un cartel, un menú o un pantallazo de Amap) y te lo traduce razonablemente bien.
  • Mobike, la única aplicación de alquiler de bicis que en principio podrás usar como turista. Caminar es genial y me encanta, pero ganarás un montón de tiempo y energía si cada vez que tengas que cruzar varias manzanas lo haces en bici. El precio es ridículo, unos trece céntimos de euro cada 15 minutos. Yo cargué 5 euros y no llegué a consumirlos en unos 34 trayectos para un total de 31 kilómetros recorridos.
  • Si vas a comunicarte con gente local, necesitarás WeChat. En caso contrario, con la VPN podrás usar WhatsApp o Telegram con normalidad

A continuación resumiré mi experiencia en las principales visitas del viaje, terminando con algunas consideraciones generales. ¡Empezamos!

Plaza de Tiananmén

Despegué de Barajas a las 10 de la mañana del Lunes 9 y llegué al aeropuerto internacional de Pekín el Martes 10 sobre las 9 de la mañana (hora local). Es decir, entre volar, trasbordo y cambio de zona horaria pasaron casi 24 horas. Tras otros tres cuartos de hora de taxi desde el aeropuerto hasta el apartamento en el que me alojaba con mi hermano, a pesar del cansancio estaba deseando sentir el pulso de la ciudad y tras un almuerzo potente me marché acompañado por mi hermano a ver la Plaza de Tiananmén. Siempre que visito una ciudad nueva me gusta ir al centro neurálgico lo antes posible.

Al llegar me encontré la primera sorpresa. A pesar de que la simbólica plaza mide casi un kilómetro de longitud y 500 metros de anchura, para acceder a ella hay sólo un puñado de puntos de acceso con un fuerte control de identificación, mochilas y cacheos. En otras ocasiones pude entrar a ella sin mucho problema pero justo ese día por algún motivo las colas eran tremendas y pudimos pasar más de media hora pasando el control de seguridad.

Primer momento de masificación, rodeados de chinos pero todos o casi todos eran visitantes de fuera de Pekín. Los habitantes locales evitarán esta zona a toda costa. Esto hace que la sensación desde la plaza sea un poco artificial, dado que por ella nadie circula o pasea, sólo se visita como un monumento más. La escena es de todos modos espectacular desde la gran explanada, frente al icónico retrato de Mao Zedong en la fachada de la Puerta de Tiananmén flanqueado por los lemas “Viva la República Popular China” y “Viva la Unidad de los Pueblos del Mundo”.

Todo estaba ya cerrado pero pudimos pasear tranquilos por la plaza viendo por fuera el Monumento a los Héroes del Pueblo, el Mausoleo de Mao, los impresionantes edificios del Gran Salón del Pueblo o el Museo Nacional de China y la majestuosa Puerta de Zhengyangmen cerrando la plaza por el Sur.

Calle Qianmen y Hutongs de Dashilan

De hecho, salimos de Tiananmén por la zona sur para rematar el día paseando por la zona comercial de la calle Qianmen y los hutongs de Dashilan.

Inciso: los hutongs son callejones de casas bajas y comercios que están por todas partes en Pekín. Algunos de ellos están en malas condiciones (incluso aunque sean zonas protegidas de interés turístico) pero otros están muy rehabilitados y son casi de lujo. En todos ellos se puede pasear tranquilamente con seguridad.

Pekín está lleno de zonas comerciales como la Calle Qianmen, están por todas partes y son gigantes. Salvo excepciones no son zonas demasiado asequibles y en realidad buena parte de lo que no son tiendas de souvenirs son comercios de marcas occidentales. Si en algo destaca esta zona sobre las otras es porque está todo muy decorado con una estética muy cuidada, con esculturas delante de las tiendas más emblemáticas y con buena cantidad de restaurantes tope gama (tampoco necesariamente asequibles). De hecho, quizá está demasiado bien puesto todo, pudiendo causar cierta sensación de parque temático. Se pueden ver rehabilitaciones o nuevas construcciones que usan materiales y acabados indistinguibles de los edificios supuestamente centenarios que están al lado.

Los hutong de esta zona están etiquetados como el antiguo barrio rojo de Pekín, que ya no está operativo. Después de haberlos paseado un par de veces no he visto ningún parecido con otros barrios rojos que todos conocemos como el de Amsterdam. Lo que sí pude ver y disfrute mucho es a mucha gente en la misma calle o en patios jugando al Xiangqi (ajedrez chino) o a los naipes, incluso una casucha atestada de gente con varias mesas de Mahjong. Allí descubrí que existe algo tan alucinante como una mesa mezcladora de Majhong, vean el vídeo.

Terminamos el paseo por unas calles aledañas a Qianmen que aparentemente acaban de ser reconstruidas por completo encima de viejos hutongs existentes. De nuevo, poniendo un empeño enorme en conservar y mejorar su patrimonio imitando el estilo antiguo y usando materiales tradicionales. El paseo nos lleva hasta la zona de las antiguas delegaciones europeas, una ruta muy recomendable y llamativa para turistas americanos o nacionales pero quizá menos interesante para los turistas europeos.

Parque de Jingshan

A la mañana siguiente fui directo a visitar el Parque de Jingshan. Quería ver la Ciudad Prohibida desde lo alto antes de adentrarme en ella. De camino a la entrada Este del parque crucé un hutong relativamente moderno en busca (sin éxito) de una tienda de tiro con arco. No sólo era moderno y recién renovado, me atrevería a decir que era casi lujoso. Las parcelas se veían amplias, muros altos, gruesos y regulares, puertas enormes y bellamente rematadas. En varias fachadas había incluso puntos privados de recarga de coche eléctrico.

El parque en sí es fantástico. Nada más entrar me encuentro un grupo de honorables ancianos escribiendo en las baldosas del suelo con agua como única tinta para sus grandes pinceles. Una lástima no entender lo que ponían, pero al menos estéticamente la caligrafía me pareció impecable. El parque está lleno, como en muchos otros parajes de Pekín, de gente haciendo todo tipo de ejercicio.

Los antiguos pabellones de Shou Huang y el famoso mirador situado sobre la cima de la artificial Colina del Carbón no hacen sino acrecentar la sensación de majestuosidad del lugar.

Parque de Beihai

Me pareció espectacular allí y ahora en retrospectiva puede que incluso más. Lo recorrí muy tranquilamente casi por completo, caminando dado que aquí dentro no se permiten las bicicletas debido a la habitual masificación. Yo no encontré demasiada gente, la verdad.

El Parque Beihai es el jardín imperial más grande del mundo, y sin duda el lago con su isla central le dan al parque un ambiente único. Situado al norte del parque, el Palacio de Jingxin (Habitación del Corazón Calmado) es uno de los rincones con más encanto quizá de toda la ciudad. Es también imprescindible la visita al Muro de los 9 Dragones, que es espectacular pero puede pasar inadvertido al turista despistado dado que se encuentra fuera de los caminos principales.

Tras Beihai me dirigí a recorrer los alrededores del Lago Houhai, abarrotado de comercios y restaurantes. El hutong de Nanguanfang es una de las zonas más populares para los turistas de fuera, y se nota perfectamente tanto en los precios como en la oferta de tiendas y restaurantes. Es un paseo agradable pero no ví nada que pusiera en peligro mi economía.

Torres del Tambor y del Campanario

Muy cerca de la calle Nanguanfang se encuentran la Torres del Tambor y del Campanario, perfectamente alineadas al norte del eje que forman la Ciudad Prohibida y Tiananmén. Según lo previsto, llegué a la Drum Tower un poco antes del pase que hacen un par de veces al día, con el tiempo justo para subir los chopocientos escalones, poder tomar un poco de aire y coger sitio para grabar en primera fila el espectáculo. El show dura unos dos minutos y recrea el ritual que seguían antiguamente allí. Me llamó entonces la atención que el trío que ejecuta el show es liderado por una mujer, que golpeaba enérgicamente el tambor más grande y (supongo) importante, en una ciudad en la que el 99,99% de los policías y militares eran varones.

Una vez abajo, en principio no debes irte sin subir de nuevo los chopocientos escalones de la Torre del Campanario, pero lo cierto es que las vistas son peores y lo que encuentras arriba es menos interesante salvo que seas fan de las campanas. Hay una curiosa narración de cómo se forjan las campanas en lo alto de la torre, que pude entender por encima al estar todo casi únicamente en chino.

Terminé ese día paseando por la zona comercial de Luogu Lane, mi plan habitual cuando parques, edificios o museos ya han cerrado y está cerca el anochecer. Esta zona comercial es de las más indistinguibles de cualquier centro comercial europeo/occidental. Salvo por algunos carteles y un par de tiendas de souvenirs, la gran mayoría de locales y marcas son las mismas que nos rodean a nosotros.

Ciudad Prohibida

Me levanto de nuevo prontísimo, siguiendo la recomendación de todas las guías y de mi propio hermano, para entrar de los primeros a la Ciudad Prohibida (que ahora se conoce también como Palace Museum) y así evitar las interminables colas de turistas. Comprar la entrada con antelación te permite evitar una importante y concurrida cola, pero igualmente hay otras colas, y un interesante cuello de botella en el control de seguridad y acceso. Es el principal monumento de la ciudad y se nota. El primer control de seguridad dura no más de 5-10 minutos, es el mismo que ya pasé el primer día para acceder a la Plaza de Tiananmén, pero esta vez hay más cintas y agentes preparados para la hora punta.

Tras dicho control, accedo ligeramente emocionado al recinto de la Ciudad Prohibida para encontrarme el primer patio ya abarrotado con miles de turistas chinos y unos pocos extranjeros que han madrugado aún más. Los turistas locales guardan innumerables colas ordenada y pacientemente mientras yo y alguno más curioseamos por la zona.

A las 8:30 abren puntualmente los controles de acceso y allí me encuentro la única situación en la que he visto que Pekín no ha conseguido escalar. Gente arrojando sus bolsos y mochilas a la cinta de seguridad y pasando de varios en varios a través de los arcos detectores de metales, que obviamente no paraba de pitar. El personal de seguridad ponía más empeño en que la llegada fuera en filas que en contener la avalancha, aparentemente resignados a lo inevitable. La marabunta de gente esperando en el primer patio no está dispuesta a esperar para visitar, y yo con ellos pensando que después vendrían marabuntas mayores.

Una vez dentro confirmo que el sitio dispone de muy pocas explicaciones, y lo poco que hay es en Chino. Un buen porcentaje de gente visita el recinto con guías privados o grupos organizados, que van narrando y explicando la visita. Adquiero una audioguía que me permita ir un poco más libre y voy rápidamente hacia el Palacio de la Pureza Celestial, el Salón de la Unión y el Palacio de la Tranquilidad Terrenal, que son los principales cuellos de botella. No soy el único que lo piensa y allí nos agolpamos muchísimos detrás de una valla que a su vez se encuentra a varios metros de la puerta del templo, por lo que la visión y percepción de lo que hay allí dentro se hace difícil y definitivamente muy incómoda.

Después de ver en estas penosas condiciones viendo todo casi a codazos (educados y suaves, pero codazos igualmente), decido salir del circuito principal y visitar las zonas menos concurridas. La primera visita no podía ser otra que el Pabellón Arquero, que al final me decepciona ligeramente. La descripción histórica del lugar es muy interesante pero el contenido actual no tiene mucho de arqueril. Hay un arco, un carcaj y un puñado de flechas junto con un buen montón de otros elementos como sillas de montar a caballo. El pabellón no sólo servía como galería de tiro, sino para enfatizar la importancia del tiro con arco en la sociedad. Los emperadores Qianlong y Jiaqing recordaban constantemente a su corte que no debían olvidar sus tradiciones, su eslógan escrito por todas partes era “Habla el lenguaje Manchú, practica tiro con arco y monta a caballo”.

Ya dentro de la Galería del Tesoro, lo primero que encontramos es una nueva Pared de los Nueve Dragones. Me gusta también y se percibe hecha con más detalle que la de Bei Hai pero me impactó más la otra, quizá por ser la primera que he visto o porque al ser de doble cara y estar en mitad de un patio llama mucho más la atención. Aquí escucho una de las pocas anécdotas interesantes que me cuenta la audioguía, relativa a un fragmento de la pared hecho de madera y no de cerámica. Dice la leyenda que los artesanos que fabricaron contrarreloj dicha pared para el emperador cometieron un error de última hora y rompieron un trozo de un dragón. No tenían tiempo para moldear y cocer un nuevo azulejo, así que decidieron montarlo en madera tallada y lacarlo para que no se notara la diferencia. Con el paso de los años la diferencia fue evidente (y ahora salta a la vista desde cierta distancia) pero el truco supuestamente permitió salvar la vida de aquellos artesanos.

La Galería del Tesoro se paga aparte de la visita principal al Palace Museum y no es lo más destacable, pero considerando la cantidad de piezas expuestas y que proporcionalmente ocupa un buen trozo de la Ciudad Prohibida, considero recomendable adquirir este ticket extra aunque sólo sea por recorrer estos patios y templos, disfrutando en cada uno de ellos tanto del contenido expuesto como del continente.

Al regresar al track principal descubro mi error inicial al seguir a la marabunta para ver los principales pabellones. Quizá en temporada alta la marabunta sea continua pero en esta temporada se ve claramente que hay un pico tremendo a primera hora formado por la gente de los viajes organizados (que visitan sólo lo principal y a toda leche) y de los incautos lectores de guías de viajes. Pude ver de nuevo todo con menos de una décima parte de la gente que tuve antes alrededor, sin codazos ni empujones y pudiendo hacer fotos tranquilo desde primera fila. Se puede decir que por el mismo precio yo visité la Ciudad Prohibida 1,3 veces porque repetí las principales zonas :-)

El Jardín Imperial, situado en el extremo norte, me resulto muy agradable pero siendo el sitio más fresco y sombreado también era el más concurrido. De los palacios de la zona Este y Oeste poco puedo decir porque la mitad estaban cerrados y la otra mitad tampoco me pareció que destacaran sobre lo ya visitado.

Otra zona con ticket aparte es el Museo de Relojes. Se visita rápido y es muy interesante, siendo una de las colecciones de relojes más completas y espectaculares del mundo. La colección está formada tanto por relojes obsequiados a los emperadores a lo largo de la historia como los fabricados allí mismo en el Palacio. Muy interesante, a pesar de no disponer de información detallada de algunos de ellos, que me habria gustado investigar en profundidad.

Termino mi estancia bajando de nuevo a la zona sur para visitar el Salón de la Eminencia Militar, subir a la Puerta del Sur y recorrer un trozo de muralla, terminando con una visita al Salón de la Gloria Literaria que sirve de galería de arte, principalmente de pintura. Esta exposición es de lo que más me gustó de todo el Palace Museum. Las obras reflejaban situaciones cotidianas supuestamente reales de los emperadores en Palacio y algunos de los cuadros eran espectaculares.

Templo Imperial Ancestral

Salgo de la ciudad Prohibida por la Puerta Este y me dirijo al Templo Imperial Ancestral, tras descansar un rato frente al magnífico foso. Tenía muchas ganas de visitar este jardín y sus templos, pero me decepcionó un poco. La zona es muy bonita, aunque nada que destaque sobre lo ya visto en el Palace Museum, pero su mayor punto a favor quizá sea que se encuentra casi vacío. Con una Ciudad Prohibida que recibe decenas de miles de visitantes al día, no se explica que casi nadie se tome la molestia de completar la visita viendo esto también, que está junto a la entrada. Tampoco ayuda que de sus varios templos sólo se puede visitar uno y no tiene excesivo contenido. Quizá sea más interesante para aquellos que lo visiten en lugar de entrar a la Ciudad Prohibida, o al menos en fechas diferentes.

El sitio es en cualquier caso muy pintoresco y lo que sí descubrí fue que estando casi vacío es ideal para fotos de boda. En un paseo breve por los jardines me encontré a más de una decena de parejas posando para sus respectivos séquitos de fotógrafos. En un callejón entre dos templos encontré incluso un par con equipos de rodaje semi-profesional que presumiblemente rodaban algún corto.

Museo Nacional de China

Aproveché que estaba cerca y quedaban unas 3 horas para su cierre para visitar el Museo Nacional de China. Me di un primer paseo de reconocimiento para ver si merecía la pena volver otro día y después visité con más calma las galerías principales. Apenas hay explicaciones en inglés y buena parte de las salas eran exposiciones temporales o especiales que se pagaban aparte, aunque el museo es gratuito.

Me gustó especialmente la sección Ancient China, que explica y narra la evolución del arte en China desde sus primeros pobladores. Se describe de forma clara y didáctica el paso de la historia por las distintas dinastías, siendo muy perceptible el salto en calidad y riqueza en las Xing y Ming.

Otra exhibición interesante fue la de regalos de estado, donde se exponen todos los obsequios recibidos por otros gobiernos u organizaciones. Resultaba interesante comparar la calidad de los regalos según la riqueza del país donante y su afiliación con el sistema político de China, a veces con cierta desproporción.

Recomendación bonus: Hay varios restaurantes especializados en el famoso Pato al estilo Pekín, uno de ellos que probé y recomiendo es: Quanjude (30 Qianmen St, Dongcheng, Beijing, China)

Llegó el Viernes 13, y con ello la primera jornada de mi viaje claramente impactada por nuestra asistencia (organizada a ultimísima hora) al Mundial de Baloncesto de la FIBA. Compré la noche anterior entradas para las semifinales (España - Australia) y siendo el partido a las 16:00 la visita de la mañana no podía ser muy lejos. Tenía previsto visitar el Military Museum y estando cerca del pabellón de baloncesto encajaba perfectamente adelantar la visita. Además, siendo festivo nacional en China por el Festival del Medio Otoño, mi hermano pudo acompañarme a ambas cosas dado que en la Universidad habían cerrado.

Al llegar enfrente del Museo Mulitar de la Revolución Popular de China, nos recibe orgullosa y esbelta una gran estrella roja encima del edificio principal. Es habitual en todos los edificios oficiales pero quizá aquí se muestra más majestuosa si cabe (no será casual). Nada más entrar al edificio una gran estatua de Mao nos saluda. Todo confirmaba una sensación de propaganda de la que nos habían advertido en blogs y en la Lonely Planet, pero lo cierto es que aunque el Museo hace una gran apología de la grandeza de China y de su poderío lo que yo encontré fue un punto de vista abierto.

La primera parte que se debe visitar (y ojo con hacerlo en orden, no está muy bien indicado) es un recorrido histórico a lo largo de varias salas, relatando la evolución militar y geopolítica durante toda la complejísima historia China. La exposición es muy detallada, y aunque como siempre echamos de menos más texto en inglés lo cierto es que se entiende que no lo prioricen porque se veía un turista occidental por cada muchísimos locales. Como arquero tradicional, salí encantado de esta zona. Hay bastantes ejemplares expuestos (especialmente de la dinastía Xing) y bastantes dioramas poniendo en valor su uso y la imporancia de su buen manejo tanto a nivel militar como incluso social.

La parte central del museo es espectacular. Al estilo del Air & Space Museum del Smithsonian, allí tienen expuestos decenas de aviones, cohetes y barcos. Como complemento en la planta inferior tienen decenas de tanques y sistemas de armamento pesado, y en las plantas superiores todo tipo de armamento ligero: pistolas, espadas, fusiles, armas automáticas, etc. Nos sorprendió (y agradó) ver que tanto en la planta baja como en las superiores junto a las piezas chinas tenían expuestas muchísimas de otros países, destancando de la URSS, USA y Japón pero también muchas europeas e incluso españolas.

Además de la recopilación interminable e interesante de armamento, tenían varias zonas de exposiciones sobre el potencial chino en armamento aéreo y marítimo, y las posibilidades no bélicas dela energía nuclear. La parte final, que también nos sorprendió positivamente, se centraba en arte de inspiración bélica: cuadros y esculturas principalmente. Había obras fabulosas, varias de las cuales yo colgaría en mi salón sin dudarlo.

Wukesong Arena

Una vez visto el museo nos dirijimos a Wukesong, un area comercial gigante rodeada de grandes eficios de varias plantas con muchas más tiendas. Este mini-barrio comercial alberga en su interior el Wukesong Arena, que fue construido para los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 como sede para la competición de baloncesto.

La zona comercial principal está muy orientada al exterior y al ocio. Hay varias pistas deportivas, muchos restaurantes e incluso un IKEA que no destacaba en tamaño como suele suceder aquí en España. Aunque estaba muy animado (y aparentemente no era por la competición) no es un sitio que tenga sentido visitar salvo que te alojes muy cerca.

Sobre el baloncesto, España derrotó por 95-88 a Australia en un apasionante partido que tuvo perdido casi todo el tiempo pero finalmente se llevó tras dos emocionantes prórrogas.

Mercado de Antigüedades de Panjiayuan

Este famoso Mercado de Antigüedades de Panjiayuan ofrece más o menos lo que esperaba: muchos clientes, casi exclusivamente locales, y una gran cantidad y diversidad de productos. No todo son antigüedades (ni siquiera lo que parece serlo), buena parte de la extensión del mercado lo ocupan puestos de venta de piedras pulidas y/o talladas de todo tipo de colores.

El sitio me gustó mucho y me parece una visita obligada. Compres o no compres es muy llamativo e interesante recorrer pasillos y pasillos de puestos, organizados más o menos por tipología: cerámica, figuras de barro o metal, tallas en madera, piedras, nueces secas, libros, muebles, ilustraciones, herramientas de caligrafía, bustos e incluso ropa.

Al final no compré nada. No estaba aún habituado al regateo (que además no me gusta demasiado) y las dos o tres cosas que sí me habría apetecido comprar no las pude (o supe) negociar bien. Pensaba que encontraría algo similar más adelante y aunque muchas cosas se repiten en varios puestos, sí puedes encontrar piezas que sólo un vendedor tiene. Ellos lo saben y aprietan más en la negociación.

Lo que me alucinó verdaderamente fue la gran cantidad de puestos vendiendo nueces. Los ejemplares grandes y muy simétricos son especialmente cotizados por temas culturales y tradicionales, pero allí vendían de todo tipo y tamaño. Veías en algunos puestos a compradores revisando durante minutos cada nuez que se llevaban, cuando para unos ojos no entrenados todas eran prácticamente iguales.

Recomendación bonus: Como nota de interés para mis lectores habituales, tras buscarlos por todo Pekín creo que Panjiayuan es el mejor sitio para comprar un Xiangqi o ajedrez chino relativamente artesanal.

Distrito de Arte 798

Este Distrito de Arte 798, un espacio dedicado al arte que es realmente todo un distrito en el que ya no hay otra cosa, también me fascinó. Innumerables galerías de arte se mezclan con showrooms de grandes estudios y pequeños diseñadores. Han conseguido integrar perfectamente el entorno industrial de una forma fabulosa, sin hacer ningún sacrificio al disfrute de los visitantes. Entramos a unas pocas galerías, algunas de entrada gratuita y otras por un módico precio para evitar paseantes, y en general todas tenían su interés. De hecho, lo que menos nos gustó fue la UCCA, cuya entrada no era para nada barata y la exposición temporal no merecía demasiado la pena.

Junto al arte, las omnipresentes tiendas de todo tipo, bares, restaurantes, … otro lugar de esparcimiento más para los locales que también engancha a muchos turistas a pesar de estar lejos del centro.

Palacio de Verano

El Domingo 15 me levanté muy pronto para ver si me daba tiempo a ver primero el Palacio de Verano y después Yuanmingyuan Park (el antiguo Palacio de Verano). Nada más llegar al Summer Palace tuve que dedicar buena parte de mi atención y tiempo a un intento de última hora para conseguir entradas para ver la final del Mundial FIBA de baloncesto esa misma tarde. Al final las gestiones dieron sus frutos, pero tuve que recortar el tiempo dedicado al antiguo Palacio de Verano para poder llegar al partido.

El Palacio de Verano me gustó mucho, a pesar de que sólo pude rodear a medias el inmenso Lago Kunming. La parte oeste requería mucho más tiempo, lo dejo pendiente para una futura visita. Todos los palacios y torres del recinto me gustaron pero lo que me encantó fue la disposición en general de todo, se nota que cada detalle está muy cuidado.

Empecé recorriendo muy pausada y tranquilamente toda la zona norte por todos sus caminos, incluyendo el fantástico Jardín de de los Placeres Armoniosos. Tras disfrutar tranquilo de esa zona, al acercarme al lago empecé a notar una cantidad brutal de gente que enturbió un poco la experiencia.

Bajé caminando hasta cruzar el Puente de los 17 Arcos que comunica con la fantástica Isla Nanhu, que alberga el templo al Rey Dragón, que no podía dejar de visitar. Tras la isla, nuevamente abarrotada, preferí evitar tener que subir andando de nuevo hacia el norte esquivando gente. En este lago, commo en otros, hay numerosos barcos de distintos tamaños, con y sin piloto, que cruzan el lago en todas las direcciones. Elegí uno que cruzase en diagonal el lago y subí directo hasta el Barco de Mármol, que con sus 36 metros de largo luce orgulloso a orillas del lago. El trayecto fue rápido y mereció mucho la pena, las vistas a ras de agua son impresionantes tanto de la isla que abandonaba detrás como de la Colina de la Longevidad y sus templos. A pesar nuevamente de la importante cantidad de barcos que te rodean en todo momento.

La orilla norte estaba si cabe aún más llena de gente, siendo la zona más atractiva para los turistas que no pretenden caminar demasiado. Todo estaba lleno de gente, incluyendo especialmente el Gran Corredor, un largo pasillo cubierto de de 728 metros de longitud fantásticamente decorado. Merece la pena pasearlo tranquilamente disfrutando de las más de 14.000 pinturas, que representan episodios tanto históricos como fantásticos.

Dejé para el final la subida a la Colina de la Longevidad, coronada por la imponente Pagoda del Buda Fragante.

Antiguo Palacio de Verano

Era ya tarde y tenía que comer algo rápido para reunirme con mi hermano en la entrada sur del Yuanmingyuan Park o Antiguo Palacio de Verano, también conocido como el Jardín del Perfecto Brillo. En su día fue un complejo enorme de palacios y jardines, al igual que el Palacio de Verano fueron destruidos por los británicos y los franceses en el siglo XIX pero esta parte no se ha llegado nunca a restaurar.

Es inmenso y no teníamos tiempo de verlo todo, por lo que decidimos pasear por la parte oeste del parque que tiene quizá menos encanto pero desde luego estaba menos masificada. Entre las ruinas de antiguos templos y palacios, en la mayoría sólo queda una placa y la silueta en el suelo, destaco el Edificio de la Paz Universal con forma de esvástica. Dicha forma, además de su simbología en el budismo, permitía al emperador elegir la habitación más apropiada según la temporada del año.

Hay de nuevo muchos lagos y canales conectando unos con otros, y bastantes barcos cruzando los mismos. Esta vez predominaban los barcos de uso privado, aunque también los había tipo ferry para paseos colectivos.

Desde el Antiguo Palacio de Verano fuimos de nuevo directos a Wukesong para presenciar la fantástica Final del Mundial FIBA de Baloncesto, que España conquistó al derrotar a Argentina por 75 a 95. Pasamos un gran rato viendo el partido y toda la ceremonia posterior de entrega de premios, que disfrutamos enormemente sin la intermediación habitual de una televisión. El público, mayoritariamente local, empezó animando claramente a España, para luego posicionarse a favor de Argentina intentando que la final tuviera algo de emoción. La Selección española encarriló muy pronto el partido y la afición local volvió a animar apasionadamente al ganador. Había bastantes aficionados locales con camisetas de los jugadores españoles, principalmente de Ricky Rubio.

Senderismo por la Gran Muralla: De Jiankou a Mutianyu

Estuve valorando ir por mi cuenta uno o dos días a recorrer la Gran Muralla. Al final un dolor en el pie y no tener forma material de llamar por teléfono en caso de emergencia me inclinó a contratar una ruta organizada. Creo que fue un enorme acierto, y debería haberlo hecho aunque no hubiera tenido esos inconvenientes.

Entre las muchas empresas que ofrecen este tipo de rutas me decanté por China Hiking, y concretamente por su ruta de Jiankou a Mutianyu de 1 día (http://www.chinahiking.cn/great-wall-hiking/jiankou-to-mutianyu-great-wall-hike-and-tobogan-1-day/). Hay varias zonas de la Muralla visitables, algunas de ellas muy restauradas y asequibles con transporte público casi directo desde Pekín como Badaling que están totalmente masificadas. Hay zonas menos visitadas pero más lejos de Pekín, lo que complica mucho poder hacer una ruta interesante de un día. La zona de Mutianyu también se llena, pero sería sólo el final de la ruta.

La excursión comienza en la salida de la estación de metro de Lama Temple, un punto céntrico y muy bien comunicado pero ya orientado hacia las salidas norte de la ciudad. Allí nos recogió el minibus a dos guías y una docena de excursionistas: 4 niños y 9 adultos. Tras dos horas de carretera incluyendo una parada técnica para ir al baño y comprar algún snack en una tienda de ultramarinos, llegamos al punto de inicio de la ruta: el pueblo de Nanjili. Estamos aún algo retirados de la muralla por su fachada norte, justo encima de Jiankou.

Comentario curioso: Jiankou significa “Arrow Nock”, debido a la forma de la montaña en este área.

La ruta comienza fuerte, con casi 1 kilómetro de subida bastante empinada por estrechos senderos de monte hasta llegar a la Torre de Zhengbeilou, a la que trepamos de la única manera posible: usando una robusta escalera hecha con ramas. Así acechaban los mongoles,llegando entre los árboles y la maleza y trepando de con elementos improvisados en la zona, aunque en aquella época aparentemente los chinos se encargaban de talar todos los árboles y la maleza cercanos a la muralla por la zona norte para evitar que nadie llegase desapercibido.

Tras una parada en lo alto de la torre para descansar y comer algo ligero, salimos hacia el este por una parte de la muralla bastante salvaje. En todo este trozo, la naturaleza prácticamente ha engullido a la muralla y sólo hay un pequeño sendero transitable por lo alto de la misma. Desde dentro se aprecia perfectamente, pero con cierta altura puede incluso no verse tanto por los árboles colindantes que ya superan en altura la muralla como por los matorrales que crecen en lo alto de la misma. Tal y como noso advierten los guías hay que cruzar con cuidado, el terreno es irregular e incluso el muro lateral se ha desprendido en varios trozos, pero la experiencia es fabulosa. Además, sólo nos encontramos con otro pequeño grupo de tres personas en todo este tramo.

A lo largo de la ruta, los guías nos descubren aspectos curiosos y para mi desconocidos, como que toda la muralla se construía con cierta pendiente y desagües hacia el lado chino de forma que el agua de lluvia nunca llegara al enemigo, o que cada torre es diferente por dentro para evitar que si alguna caía en manos enemigas se pusiera en peligro toda la estructura. Al menos las que atravesé, y fueron unas cuantas, cumplían dicho patrón.

Al final de este tramo sin restaurar llegamos a un trozo semi restaurado, en el que nos encontramos ya un mini puesto de recuerdos y bebidas, básicamente una señora con un tablón con cosas encima. Los guías nos avisaban con escrupuloso detalle y antelación de todo, incluyendo estos puestos, por lo que deben ser viejos conocidos.

Finalmente llegamos a la zona de Mutianyu, mucho más restaurada y plagada de gente que pulula desde el centro de visitantes. En esta zona y con tanta gente hicimos la bajada cada uno a su ritmo hasta la siguiente torre, charlando con unos y con otros. Es curioso pasar en poco tiempo de una zona en la que estabamos prácticamente solos en varios kilómetros de muralla, a otra en la que cada pocos metros había alguien subiendo, bajando o sentado descansando (las pendientes son enormes).A este fragmento de muralla se puede llegar por sendero, por escaleras, por telesilla y por teleférico. Son todo facilidades y se nota.

Recomendación Bonus: a estos medios de subida se une un enorme tobogán como opción de bajada, que es la que utilicé yo junto a algunos compañeros de ruta. El tobogán recorre más de 1.500 metros y salva una pendiente bastante importante. Abajo te espera tu foto en el vagón al más puro estilo Parque de Atracciones. Recomendable pero dejad espacio entre el anterior y el siguiente para evitar accidentes y para disfrutar al máximo del descenso.

Una vez abajo, cruzamos innumerables tiendas y restaurantes para llegar al hub de autobuses, con lanzaderas que te bajan al pueblo. El tráfico está restringido y nuestro minibus nos tuvo que esperar en el parking que hay abajo. Como parte de la excursión, nos llevaron a un restaurante enorme a las afueras de Pekín para comer todos juntos. Allí comimos en un comedor privado con la típica mesa redonda enorme con una pieza central que gira. Por dicha pieza giratoria fueron pasando más de 10 platos distintos de exquisita comida local, que nos dejaron a todos muy satisfechos incluyendo los niños y tres de los adultos que eran vegetarianos.

De nuevo, recomiendo ampliamente esta zona y esta manera de visitar la muralla. No he probado con otros, pero desde luego esta empresa resolvió todo de forma fantástica. No resultó mucho más caro que si lo hubiera hecho por mi cuenta y fue más seguro y ameno. Un poco más tarde de la hora convenida nos dejaron de nuevo en la boca de metro y allí nos despedimos todos encantados del día que habíamos pasado juntos. La comida había sido copiosa y tardía, por lo que me marché directo al apartamento sin parar a cenar.

Templo de Yonghe

Depués de un lunes intenso, el Martes 17 empecé fuerte con el Templo de Yonghe o de los Lamas. Es uno de los sitios con más encanto de Pekín aunque no aparece en el top de muchas guías de viaje. Casi por primera vez, visitaba un monumento que aún está en uso, ya que sigue sirviendo en la actualidad como templo budista.

La visita transcurre a lo largo de varios altares y templos, decorados en una interesante mezcla de arte tradicional chino, mongol y tibetano. Los dos últimos son sin duda los más impresionantes, destacando el último de ellos por contener la talla de una única pieza de madera más grande del mundo (certificado por el Libro Guiness de los Records), en forma de Buda de 26 metros de altura (8 de ellos bajo tierra). Espectacular.

En cada templo y altar, los numerosos feligreses (y algunos turistas con dudoso respeto) quemaban incienso a mansalva y lo ofrecían a sus ídolos tras varias reverencias. Repetían el ritual en cada templo, y en ocasiones varias veces por cada una de las tallas que se encontraban.

Templo de Confucio

Después del Templo Lamaísta visité el cercano Templo de Confuncio, el segundo templo de veneración de Confucio más grande de China. Este templo comparte recinto con la Imperial Academy de Beijing, uno de los centros de estudios más prestigiosos de China.

El Templo de Confucio tiene, aparte de pabellones de culto, una parte de exposición donde se explica la vida y obra de Confucio. Todos los edificios se siguen utilizando, incluyendo ceremonias de graduación de estudiantes.

Parque Olímpico

Llegué al Parque Olímpico de Pekín antes de lo esperado y no pude disfrutar mucho de él porque aún hacía mucho calor y en toda la explanada apenas hay sombras. Aún así, completé un buen paseo por toda la zona y pude imaginarme allí durante el vibrante ambiente de unas olimpiadas.

Es increíble que pudieran disponer de todo este espacio tan cerca del centro de la ciudad y lo organizaran de esta manera, incluyendo un río artificial con forma de dragón.

Recomendación bonus: No coge demasiado cerca pero después de esta visita me junté con mi hermano para cenar en un fantástico restaurante especializado en cocinar con pera: Xiao Diao Li Tang (Zhongguancun South 1st Alley, Wudaokou, Haidian, Beijing, China): Además de muchos platos cocinados con pera, servían una fabulosa bebida melosa de pera que servían por jarras e incluso para llevar en botellas. Riquísimo.

Templo del Cielo

Comencé mi paseo por el Templo del Cielo muy temprano en la puerta Este, resistiendo la tentación de entrar de nuevo en el Mercado de la Perla. Recorrí tranquilamente toda la zona este del parque para acceder y recorrer el templo de Sur a Norte como hacían los emperadores.

Por el camino me encontré gente haciendo todo tipo de deporte y ejercicio, como en cada parque de Pekín. Aquí incluso habían improvisado una pista de tenis en una pequeña explanada pavimentada.

El Templo de la Oración por la Buena Cosecha, el Altar Circular y el Muro del Eco son muy singulares y todos ellos lugares icónicos de Pekín que merece la pena visitar tranquilamente. También visité el Palacio del Ayuno, que es gratuito enseñando el pasaporte pero por algún motivo casi nadie visita.

Museo de la Arquitectura Antigua

Este Museo de la Arquitectura Antigua, que tampoco suele aparecer en ninguna guía o blog de viajes y de hecho estaba casi vacío, cumplió con creces mis espectativas. Está situado en lo que antiguamente fue el importante Templo de la Agricultura, y por ello tiene una zona dedicada también a esto.

Sobre arquitectura, hay recreaciones de todo tipo para poder hacerse una idea de la técnica y materiales empleados en la construcción tradicional china. Hay zonas dedicadas a las vigas, incluyendo la selección de la madera apropiada; a la cerámica tanto protectora como decorativa; a la talla de piedra, etc. Lástima que como en el resto de Pekín me perdiese el 90% de las explicaciones porque apenas hay contenido en otros idiomas.

Museo de la Ciencia y la Tecnología de China

Poco que decir sobre este museo. Es gigante, muy bien organizado y aparentemente (de nuevo, casi todo en chino) contiene bastantes explicaciones. Tiene las típicas zonas de este tipo de museos: geología, biología, naturaleza, etc. para rematar en una planta dedicada a la tecnología muy destacable. No todo estaba operativo, pero tenían multitud de espacios interactivos incluyendo realidad virtual y realidad aumentada. Muy recomendable, especialmente con niños pero también para adultos.

Zona comercial de Sanlitun

De nuevo, con todo cerrado no queda mucho que seguir paseando o entrando en zonas comerciales que sí abren hasta muy tarde. Uno de los últimos días me pasé por Sanlitun que es de las zonas comerciales más popuares de Pekín.

Sanlitun está pegado al distrito de las embajadas y cerca de la zona donde residen los expatriados, quizá por eso es el lugar donde más concentración hay de tiendas de lujo y marcas occidentales en general. Es una zona muy renovada, con edificios enormes que cambian de color y muchísimos restaurantes. Interesante por el paseo pero de nuevo con poco riesgo para mi economía por los elevados precios.

Museo Nacional de Arte de China

No quise irme de Pekín sin visitar el Museo Nacional de Arte de China, cuya nueva sede han construido hace unos poco años muy cerca de la Ciudad Prohibida.

Este museo albergaba la 8ª Bienal de Arte de Pekín, que ocupaba tres cuartas partes del museo y tenía previsto acabar en unos días. No me imagino que expondrán a continuación, pero deben rellenar casi todo el edificio. La colección perteneciente a la Bienal era muy interesante, con obras de artistas de todo el mundo y especialmente de China.

Antiguo Observatorio de Pekín

El Antiguo Observatorio de Pekín es una perla que, de nuevo, poca gente visita pero ahora las delicias de cualquier aficionado a la Astronomía. Es uno de los más antiguos del mundo, construido en el siglo XV por la dinastía Ming, y contiene aún varios instrumentos de precisión sobre una torre de 40 por 40 metros y quince metros de altura.

Además de la torre y sus instrumentos, también puede visitarse una exposición sobre el uso de dichos instrumentos y personalidades importantes de China relacionadas con la Astronomía en toda la historia. Algunas de esas personalidades fueron europeos que viajaron en algún momento y decidieron quedarse a sacar partido a los medios que allí encontraban.

Mercado de la Perla y Mercado de la Seda

Breve comentario sobre estos dos mercados, seguramente los más populares para los tutistas a la hora de comprar. Siendo similares, me pareció que en el Mercado de la Seda había mejor mercancía. Los precios son parecidos y, siendo el regateo la base de todo, todo dependerá de lo apurados que estén los vendedores en el momento que llegues. Visité el Mercado de la Seda mi última tarde en Pekín y ya con cierta experiencia en estos mercados pude hacer varias compras interesantes.

Autobuses enteros de turistas plagan estos dos centros y pocos salen con las manos vacías. Son los sitios donde las guías te dicen que puedes tomarte medidas para comprar un traje o camisas a medida muy baratas, pero no llegué a tanto por falta de necesidad e interés.

Esto es todo, ¡Espero que hayáis disfrutado de la guía!

comments powered by Disqus

Recent Posts

About

Ludopath, technopath, cinephile, skeptic and, by every definition, early adopter